Parecía que nunca iba a terminar, sus gritos eran cada vez mas fuertes y yo no dejaba de sangrar. -Ya termina por favor- solo deseaba desde mi adentro, pero solo tenia fuerza para verlo a los ojos enfurecidos que me atacaban.
-¿Como pudiste?- me dijo al oído con voz seca mientras me tomaba del cabello y me sujetaba contra la pared. No respondí, solo podía sentir el sabor a sangre en la boca, tan asqueroso, tan ácido.
En un momento se detuvo quedando la habitación en silencio, volteo mi cara hacia la de el besándome en la frente con la misma intensidad que lo hace después de tomar un trago de etiqueta roja y cantar "don't stop believing" con tanto éxtasis que me hacia sentir celosa. -Ve y límpiate nena, vamos a cenar- Me dijo con voz calmada, como si sus golpes y gritos nunca hubieran ocurrido
Solo asentí con la cabeza y camine hacia el baño, aun con gotas tibias corriendo por mi cara y sujetándome un poco de la pared. Abrí la puerta y cerré los ojos, no quería voltear al espejo y verme toda despeinada, horrible, con el rostro marcado por el desvelo de tantas semanas.
Me limpie con una toalla húmeda la sangre seca y lagrimas frescas en mi mejilla, me alborote un poco el cabello y me cambie el par de aretes, busque algo de ropa en el canasto, cualquier cosa solo que cubriera lo que había que ocultar. Mire por un momento la puerta, tal vez el estaba del otro lado escuchando que hacia, solo espere unos segundos hasta que oí cuando tomo las llaves de la camioneta y salio al balcón a fumar.
Giré un poco y vi mi reflejo, fue entonces cuando el maldito espejo me encontró. -Como odio mi cabello- es lo único que pensé. Allí estaban mis heridas pero se volvieron invisibles cuando mi mirada se centro en un pétalo purpura que se asomaba de mi espalda. Me recogí el cabello con las manos y observe que aun estaba la flor de aquel beso ajeno. Sonreí. Parecía que el autor sabia como dibujar con los labios en mi espalada, dejo su firma en forma de pétalos. -No te olvido- dije en voz baja.
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